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lunes, 31 de diciembre de 2012

Los mismos cuentos. El príncipe azul y la historia aún sin acabar. Los labios rojos y el corazón roto.
Quiéreme hoy, mañana ya veremos. El cubata en una mano y el cigarro en la otra. Los espacios huecos aún sin llenar y los te quiero de aquí al infinito. Los domingos con un café y los lunes con una sonrisa. 
La manera de dejarlo todo sin un motivo. 
La frase que ha dejado huella. La huella que no tardará en desaparecer. Personas fáciles de querer pero difíciles de olvidar. Los sentimientos agarrados en folios y los folios rotos por los recuerdos.  
Recuerdos que ya no dicen nada pero que gritan todo. 
Príncipes desteñidos. Princesas que ya no lloran. Sueños imposibles. Palabras inexplicables. Y este texto que no sabré entender.
La vida de una persona sin suerte, o quizá sea todo porque esta creciendo. La vida se vuelve más asquerosa.  Y por último, el verdugo y la victima.  El no desgarrador de un ocho de Noviembre. 
Y el "no temas te haré feliz." con la mitad de las palabras dañadas  por mentiras. Las sonrisas por ocultar el dolor. Por beber sin sed.  Las miradas iguales buscadas en personas diferentes. El "no estaba tan mal sin vosotras”  y  la llamada con lágrimas que no ayudo. “En diez minutos te espero” para un adiós frío y seco.  Un  "te quiero" de quien ni te mira a la cara. Y el "tenían algo en común. Estaban locos el uno por el otro" del que rompe corazones. 
Los hígados destrozados. Que intentan arreglar tu propio destrozo o  amanecen en el intento. El año nuevo que empieza con propósitos que he de cumplir. Y el resumen de otro destrozado. Personas. 
Es  lo que el dolor le hace a la gente. 

1 comentario:

  1. Me gusta muchísimo esta entrada, tu forma de escribir. Esa combinación de belleza en las palabras que transmiten el dolor. Creo que está perfecta y es inmejorable. ¡Sigue escribiendo, Sori! ;)

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