Llevo meses sin coger un teclado.
Llevo años evitando que las palabras se junten en mi cabeza con el objetivo de expresar algo que me oprime y me abruma.
Y ahora, que tengo todo esto delante, no sé que decir.
Tengo un nudo en la garganta.
Nunca quise dejar todo esto.
Pero lo hicé como suelo hacer con los caminos que se convierten en cuesta y te hacen respirar profundo.
Sin embargo, tampoco he tenido el suficiente valor para cerrarlo.
He dejado la herida abierta por si decides volver. A demás, seria como arrancar una parte de mi y obligarla a permanecer en silencio en un minúsculo y oscuro recoveco de mi alma hasta que se contrayera tanto y hasta tal punto que acabase desapareciendo. Y sabemos que quien olvida su historia está condenado a repetirla.
Me gustaría decir que he vuelto. Que aquí estoy, sana y salva.
Pero, nunca nada ocurre del mismo modo, querida.
